NO A LOS CAMINOS SUCIOS
Nos fuimos juntos.
Caminamos
sin destino para mí,
con destino para ella.
Yo no sabía de las rutas,
de la hacienda de los campos,
de las vecinas guapas,
Ella, sí,
Dimos la ronda blanca.
Sendas de caolín.
Ancianos con bastón y boina roya.
Ancianas con artritis y pañuelo en la
cabeza.
Yo desperté el recuerdo
de días con miseria triste.
Ya llegamos.
Estamos cerca. Su casa.
No estaba abierta.
Buscó la llave.
Un giro de volutas suaves.
Entramos en su casa.
No había nadie:
No había madre
No había suegra.
Felicidad dichosa:
Ella y yo.
Egoísmo concentrado, buscando la
verdad amada.
Ella y yo, solos los dos,
en compañía del amor.
Pedro José
Sáez Alfaro
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