En abril, las aguas mil
Son de abril
las aguas mil.
Sopla el
viento achubascado,
y entre
nublado y nublado
hay trozos de
cielo añil.
Agua y sol.
El iris brilla.
En una nube
lejana,
zigzaguea
una centella
amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
que forma la
lluvia fina,
se divisa un
prado verde,
y un encinar
se esfumina,
y una sierra
gris se pierde.
Los hilos del
aguacero
sesgan las
nacientes frondas,
y agitan las
turbias ondas
en el remanso
del Duero.
Lloviendo
está en los habares
y en las
pardas sementeras;
hay sol en
los encinares,
charcos por
las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya
se ilumina;
allí un cerro
desparece,
allá surge
una colina.
Ya son
claros, ya sombríos
los dispersos
caseríos,
los lejanos
torreones.
Hacia la
sierra plomiza
van rodando
en pelotones
nubes de
guata y ceniza. Antonino Machado
No hay comentarios:
Publicar un comentario