Con ánimo de hablarle en confianza
de su piedad entré en el
templo un día,
donde Cristo en la cruz
resplandecía
con el perdón que quien le
mira alcanza.
a la lengua pusieron osadía,
acordéme que fue por culpa
mía,
y quisiera de mí tomar
venganza.
y como vi la llaga del
costado,
paróse el alma en lágrimas
bañada:
porque no tiene Dios puerta
cerrada
al corazón contrito y
humillado.
Lope de Vega
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