¿HAY QUIEN SE RÍE HASTA DE SU PROPIA SOMBRA?
En pijama gris cándida
me paseo a distancia
de ti Tierra gruñona,
vecina competitiva rica,
pobre, con luchas internas.
Ándate con ojo, si me caigo
te machaco, con Júpiter no ligues
el más fuerte y con corona,
tampoco con Mercurio, el caliente,
ambos son míos, quédate con Marte,
de tamaño hacéis buena pareja
con disfraz de harapos rojos
y piel ni fu, ni fa, cálida o fría.
Con disgusto oigo, Tierra,
de dolor tus ¡Hayes!
¡Haz de una vez la paz!
hasta aquí llega el humo
de barricadas y contenedores,
se me tapan e hinchan las narices
y como haga un achís
voy a dejar sin agua tus mares.
Por otra parte ¡Hay qué desengaño!
de frente llamativa, redonda, rellena,
de perfil un plátano pelado
medio amarillo, medio blanco, sola
con estrellas sosas, siempre iguales.
Un queso de gruyer parezco
con cuencas vacías de ojo
sin pupila, sin retina, sin retrete,
ciega como venda de justicia,
menos los agujeros de sombra,
ataúdes de murciélago que,
por dentro, carcome el diablo.
A veces me da harta pena
mi otra cara tan negra,
por delante bonitos lunares,
por detrás verrugas vergonzosas
pestañas y sombras de cementerio.
¡Ayayay!, cuando me miro
se me han ido las aguas
por ahí abajo a la Tierra,
por aquí, algún charco
y para colmo helado.
Tú, mi cercano busto, me atraes,
cuello largo, collar de nubes,
pechos prominentes, valles,
árboles de vestido ¡Qué envidia!
yo en cueros y blancucha
por más que tomo el sol
ni de bronce, ni de
gamba roja.
Escultura y poema de José Mª Fdez. Lozano
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