lunes, 2 de noviembre de 2020

Rincón del poeta



  ¿HAY QUIEN SE RÍE HASTA DE SU PROPIA SOMBRA?

   En pijama gris cándida

me paseo a distancia

de ti Tierra gruñona,

vecina competitiva rica,

pobre, con luchas internas.

Ándate con ojo, si me caigo

te machaco, con Júpiter no ligues

el más fuerte y con corona,

tampoco con Mercurio, el caliente,

ambos son míos, quédate con Marte,

de tamaño hacéis buena pareja

con disfraz de harapos rojos

y piel ni fu, ni fa, cálida o fría.

Con disgusto oigo, Tierra,

de dolor tus ¡Hayes!

¡Haz de una vez la paz!

hasta aquí llega el humo

de barricadas y contenedores,

se me tapan e hinchan las narices

y como haga un achís

voy a dejar sin agua tus mares.

Por otra parte ¡Hay qué desengaño!

de frente llamativa, redonda, rellena,

de perfil un plátano pelado

medio amarillo, medio blanco, sola

con estrellas sosas, siempre iguales.

Un queso de gruyer parezco

con cuencas vacías de ojo

sin pupila, sin retina, sin retrete,  

ciega como venda de justicia,

menos los agujeros de sombra,

ataúdes de murciélago que,

por dentro, carcome el diablo.

A veces me da harta pena

mi otra cara tan negra,

por delante bonitos lunares,

por detrás verrugas vergonzosas

pestañas y sombras de cementerio.

¡Ayayay!, cuando me miro

tan áspera, árida, airada,

se me han ido las aguas

por ahí abajo a la Tierra,

por aquí, algún charco

y para colmo helado.

Tú, mi cercano busto, me atraes,

cuello largo, collar de nubes,

pechos prominentes, valles,

árboles de vestido ¡Qué envidia!

yo en cueros y blancucha

por más que tomo el sol

ni de bronce,   ni de gamba roja.


Escultura y poema de José Mª Fdez. Lozano


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