El Delantal de la Abuela
¿Te acuerdas del delantal de la Abuela?
La principal función del delantal de la
Abuela era proteger el vestido que estaba debajo.
Pero, además, servía de agarradera para
retirar la sartén más que caliente del fuego.
Era una maravilla secando las lágrimas de
los niños y, en ciertas ocasiones, limpiando sus caritas sucias.
El delantal servía para transportar desde el
gallinero los huevos, los pollitos que necesitaban terapia intensiva y a veces
los huevos golpeados que terminaban en el horno.
Con él se recogían los frutos que caían de
los árboles al terminar el verano.
Cuando llegaban visitas, el delantal de la
Abuela servía de refugio a los niños tímidos y, cuando hacía frío, la Abuela se
envolvía los brazos en él.
Servía también de canasto para llevar las
verduras desde la Huerta.
Cuando se acercaba la hora de comer, la
Abuela salía a la puerta y agitaba el delantal, y entonces los hombres que
estaban en los campos comprendían de inmediato que el almuerzo estaba listo.
Después de usarse en la cosecha de la
cebada, le tocaba el turno con los repollos.
Cuando alguien llegaba inesperadamente, era
sorprendente la rapidez con que el viejo delantal podía sacar el polvo de los
muebles.
Pasarán largos años antes de que alguien
invente un objeto que pueda reemplazar aquel viejo delantal que tantas
funciones cumplía…
Tengan que proteger el vestido, dado que hoy
hay muchos, y
tenemos
máquinas que los laven.
Las agarraderas de las sartenes ya no
queman.
Las caritas de los niños las lavamos con
toallitas húmedas.
El fuego lo avivamos con un botón o una
llave.
Y el polvo lo quitamos con bayetas
ecológicas que repelen el polvo…
En recuerdo de mi Abuela, hoy tengo colgado
en mi cocina, un DELANTAL, que me recuerda a aquella persona tan querida y que
tantas cosas fue capaz de hacer con el delantal y… sobre todo, con mucho cariño.
DEDICADO A
LOS ABUELOS/AS...
con el mayor
respeto y cariño.